Versiones anteriores

Durante la 1ra y 2da Bienal de Video Arte (1993 y 1995, respectivamente) nos encontramos con un espacio que otorga cabida a los distintos géneros videográficos que durante los festivales franco-chilenos encontraban un espacio de exhibición. Es decir: el documental, el video clip musical, incluso el video institucional tiene un lugar importante. Esta tendencia cambiará aceleradamente en las siguientes versiones que se irán perfilando paulatinamente hacia un tipo de obra que pretende insertarse dentro del campo del arte contemporáneo.

En la 3ra Bienal de Video y Artes Electrónicas (1997) comienza a notarse una presencia creciente del documental, la animación, la video danza y la performance. El tema político tampoco está ausente, por lo que se otorga un espacio a Amnistía Internacional –Sección Chilena para convocar al I Festival Internacional de Video en Derechos Humanos, cuyo jurado está compuesto por Herman Mondaca, Tatiana Gaviola, Silvio Caiozzi, Hernán Domingo Dinamarca y Vicente Ruiz. Asimismo, se da cabida al Concurso Nacional de Video Etnográfico, el cual se realiza en el contexto de una exhibición de videos en el Museo Chileno de Arte Precolombino, el que muestra videos realizados en el Centro de Video Indígena Oaxaca de México, uno de los primeros talleres en América que trabajó enseñando video a las comunidades indígenas. Además se realiza una revisión del trabajo de Woody Vasulka.

Desde su 4ta versión, llamada Bienal de Video y Nuevos Medios (1999), podemos observar que se produce un distanciamiento de la tendencia documental o política que animó los años anteriores, para empezar ya a preguntarse por los problemas relativos al soporte y el condicionamiento tecnológico de la obra y el artista.

Inspirado en el texto de Vilem Flusser (Hacia una filosofía de la fotografía), en la presentación del catálogo se plantean las siguientes preguntas: “Ante las proposiciones de una imagen por computador, ¿cómo poder saber que estamos frente a una contribución original o ante la simple demostración de las virtudes de un programa? ¿Cuáles son las relaciones posibles para el artista de hoy con la computación?”

La 5ta Bienal de Video y Nuevos Medios (2001) abre sus páginas con un decálogo que sitúa la hibridaciones del lenguaje artístico ante la irrupción y velocidad de las nuevas tecnologías, englobando el entorno comunicacional, cotidiano y artístico. Inmediatamente nos encontramos con un texto filosófico de Pablo Oyarzún, que se enuncia bajo la preocupación por hacer comprensiva la visión del video arte en el contexto artístico contemporáneo como si se tratase de un requisito de legitimidad para seguir justificando una bienal de video.

En el contexto país, se crea en 2001 una nueva categoría para el concurso Fondart (Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes): “Arte en Internet”. Este gesto sintomatiza una necesidad borrosa por acceder a una tecnologización, no así la existencia de una práctica artística ligada a la tecnología que contara en ese tiempo con una base institucional sólida.

Durante la 6ta Bienal (2003), seguimos constatando la presencia de una necesidad por reforzar el papel de las tecnologías y también la necesidad de una política tecnológica que se debiera cumplir desde la institucionalidad hacia el campo del arte. Sintomático resulta entonces la instalación “Sico-Ciber-Arte”, a cargo, no de un artista, sino de Ernesto Larraguibel, “ingeniero eléctrico”, como lo constata el catálogo.

El “ingeniero” desarrolla una obra-dispositivo que exige la participación del público para su ejecución, intentando crear un puente entre el espectador de arte y el usuario de tecnología. Asimismo el trabajo de Christian Oyarzún, “Submit”, se articula desde la problematización de la relación cuerpo/información en los procesos de codificación y transmisión de datos.

La 7ta Bienal de Video y Nuevos Medios de Santiago (2005) marca su sello abriéndose a una nueva generación de artistas que se articula en torno a colectivos. Entre ellos, están Conmoción, Troyanos, Incas of Emergency y Radio Ruido. En forma paralela al trabajo desplegado en el Museo de Arte Contemporáneo, se realizan instalaciones en otros entornos: la galería Bellas Artes del Metro de Santiago, el Museo de Ciencia y Tecnología y el Museo Nacional de Historia Natural de la Quinta Normal, contándose además con la exhibición de obras monocanal en ciudades como Valparaíso, Antofagasta, Valdivia, Talca y Concepción, con el objetivo de situar la Bienal como un evento nacional.

La 8va Bienal de 2007 marcó sin duda un hito respecto a las versiones pasadas. Por primera vez contó con el apoyo del Fondo Audiovisual dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Tal respaldo nos permitió desarrollar un trabajo más exhaustivo respecto a uno de los objetivos planteados desde un principio en relación a situar la reflexión, la crítica y la experimentación artística en un contexto más interdisciplinario, que logre conectar la cultura audiovisual con el público tanto especializado como general.

Destaca también la participación de instancias que contribuyeron activamente a la realización de la Bienal, y que nos permiten proyectar el trabajo de la Corporación Chilena de Video en una lógica de redes a consolidar a largo plazo. Es así como se establecieron vínculos estrechos con instituciones internacionales como ZKM, Transmediale, Festival Lux de Sydney, Le Fresnoy (Francia), Video Brasil y una muestra de Quebec; y con entidades nacionales como el Instituto de Estética y la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Galería AFA, el Centro Cultural de España, Goethe Institute, el CEDOC (Centro de Documentación de las Artes) del Centro Cultural Palacio La Moneda, entre otros.

La 9na bienal en el 2009 tuvo misión constatar los efectos del exponencial uso de la tecnología en la sociedad, mediante obras e investigaciones que reflexionaban en torno a estas temáticas. En el caso de las instituciones invitadas, Itaú Cultural trajo la muestra Visionarios que, con más de 70 obras que datan de 1958 hasta nuestros días, constituye la exposición de video arte latinoamericano más significativa de la Bienal, con la participación de México, Cuba, el Caribe, Centro América, pasando por Brasil y el Cono Sur. El prestigiado estudio francés de artes contemporáneas, Le Fresnoy, desembarco con una compilación de cine, animación y video experimental con autores como Bertrand Dezoteux, Liu Zhenchen, Samer Najari, Clorinde Durand, Laurent Mareschal, Eric Pellet y el chileno Enrique Ramírez, quien realizó una residencia en dicho espacio. Por su parte, el belga Media Art Laboratory (IMAL) trae las instalaciones interactivas Jump!, de Yacine Sebti, y Salt Lake, de Tom Heene, Charo Calvo y Sebti, obras de gran sentido lúdico y perceptual que han recorrido importantes encuentros y festivales internacionales de multimedia.

La 10ma edición tiene como título este año Deus ex Media, y se fundamenta en la necesidad de poner énfasis en obras que trascienden el medio tecnológico para privilegiar la relación con el contexto actual, el concepto, estética y sentido de la obra, más allá del efecto tecnológico. Esto se debe a la tendencia post medial actual, en la que hay una sobrexposición de la infraestructura tecnológica basada en la producción de efectos visuales y sonoros. Para el equipo curatorial de la BVAM, últimamente ha existido un abuso de los soportes tecnológicos sin que se creen obras de lectura profunda, poética y simbólica, una experiencia de lo sensible y lo afectivo.

La celebración de su 10ma versión tuvo lugar entre el 10 y 22 de enero de 2012 con una variada agenda de actividades en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), la Cineteca Nacional del Centro Cultural Palacio de la Moneda (CCPLM), el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), el Centro Cultural de España (CCE), y Factoría Italia, todos en Santiago de Chile. Su propuesta planteaba que el arte medial es “un arte con máquinas, pero no de máquinas, sino de lenguajes improbables”, dibujando la frontera entre el uso de la tecnología en el arte, el mercado y la cultura del espectáculo. Deus ex Media es una provocación al diálogo basado en la problemática actual de la relación cultura, sociedad y tecnología. Este concepto curatorial se despliega en la muestra central de la bienal, que se presentará en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) bajo la comisaría de la brasileña Paula Perissinotto, directora del prestigioso festival FILE de Brasil.

La 11 Bienal de Artes Mediales tuvo como tema curatorial Autonomia. La curatoría reflexionó sobre campos del arte y la ciencia que se entrelazan respondiendo a una contingencia social, cultural, económica y política. Su preocupación se basó en el ser humano como organismo integral, enfrentado a la tercera revolución industrial (o científica), en un contexto de sobrevivencia continuo. Rodeado de fantasmas post industriales, electromagnéticos y transgénicos, la sobrevivencia de los seres humanos en la tierra es amenazado.